🎓 “Tratar la ansiedad te lleva a conocerte a tí mismo”

Àlex Didoni entró en nuestra universidad en 2014 para estudiar el grado en Psicología. Hoy vuelve a Bellesguard en el contexto de los UAO CEU Carreer Forum que organiza el Servicio de Carreras Profesionales y Prácticas.

Fecha: miércoles, 03 de mayo de 2023 a las 15:30h

“Tratar la ansiedad te lleva a conocerte a tí mismo”

Àlex Didoni entró en nuestra universidad en 2014 para estudiar el grado en Psicología. Hoy vuelve a Bellesguard en el contexto de los UAO CEU Career Forum que organiza el Servicio de Carreras Profesionales y Prácticas. Lo hace como la cabeza visible del centro Didoni, una clínica especializada en el tratamiento de la ansiedad, que, al mismo tiempo, ofrece una gran diversidad de servicios relacionados con la salud. De hecho, este alumni ha sabido integrar en su equipo a personas que un día fueron profesores suyos, además de otros titulados por nuestra universidad. El centro Didoni es el capítulo presente de una trama vital y profesional que, en principio, tenía que haberse desarrollado en las canchas de tenis de todo el mundo. La bola tropezó en la red de la ansiedad y trazó una trayectoria diferente a la prevista. 

Àlex, ¿fue el deporte lo que te llevó a la psicología?
Estudié Psicología que estaba muy vinculado al mundo del deporte. Yo quería trabajar como psicólogo deportivo, aunque la vida me ha llevado a trabajar en ansiedad. 

Jugabas al tenis. Un deporte mentalmente muy exigente. 
Muy exigente y muy solitario. Al final, estás solo dentro de la pista. También están los viajes, que desgastan.

¿Ya apreciabas que había una carencia de apoyo psicológico en aquel mundo?
La verdad es que cuando empecé a hacer terapia fue por el tema del tenis. Es algo que también veo ahora en mi práctica en el despacho. Hay gente que llega por el tema deportivo. Vienen por el deporte, pero luego ves que hay muchas cosas de fondo. 

Cogiste la raqueta muy joven ¿Te acercabas al modelo Sampras o al de Agassi?
Empecé con tres años a jugar al tenis. Mis padres jugaban. A los doce años decido hacer un cambio y voy al CAR de Sant Cugat. Dos años después, de tanto entreno empiezo a tener problemas a escala corporal. Y llega un punto en el que el dolor seguía allí, tienes que parar y pierdes nivel respecto a los demás. Al final, acabó siendo un tema emocional: mi nivel bajaba, el del resto subía y no estaba en el lugar en el que quería estar. 

¿Se produjo una quiebra entre expectativas y realidad?
Dejo de jugar a tenis y se me desestructura todo. Yo lo tenía todo súper pautado en torno al tenis. Con el tenis, desaparecen de golpe seis horas de mi día a día. Empecé a dormir mal, a comer mal, a sentirme emocionalmente peor. Al final, entendí que no podía vivir sin deporte. 

En medio de ese desplome. Tuviste la lucidez de pedir ayuda. 
Es que yo dejé de jugar estando ya en terapia. Mi psicólogo me dijo: Àlex, ¿qué quieres hacer? Me hizo ver que los objetivos que tenía antes no tenían por qué que ser los que mantuviera en ese momento. Entonces peté y lo dejé. 
Tuve la suerte de que mis padres me apoyaron en esta situación. Mis padres veían que necesitaba ayuda y me ayudaron a buscar un sitio. 

Y también estabas en terapia cuando comienzas Psicología. 
Yo estaba en Estados Unidos con una beca por estudios y por deporte. Voy a Estados Unidos pensando que iba a ser una pasada. Al cabo de dos semanas, le dije a mis padres que no podía más. Estaba en un estado depresivo, y mira que estaba acostumbrado a viajar…Me veía a ocho mil kilómetros de mi familia. No supe cómo gestionar la adaptación y a las tres semanas estaba de vuelta. Y el día que aterrizo estaba en la universidad para pedir información.

¿Te sorprendiste de tu fragilidad?
Me sorprendió lo vulnerable que estaba. El ver cómo me iba encerrando, no salía de la habitación, me saltaba las clases. No era yo…

Debió de ser curioso ser estudiante y paciente al mismo tiempo. 
Es curioso porque, estando en primero, el terapeuta con el que estaba llegó un momento en que me dijo “ya estamos, y ahora quiero que empieces a hacer prácticas conmigo”. Así que, cuando acabé la carrera, yo ya sabía lo que era estar delante de un paciente. 

Entraste en el grado con la psicología deportiva en la cabeza, pero saliste como sanitario…
Incluso hice el TFG sobre psicología deportiva. Y, habiendo dejado de jugar, volví a competir en los campeonatos universitarios… Durante la carrera me empezó a gustar todo, pero cuando acabé pensé que quería abrir una clínica en la que se hiciera tanto deportiva como sanitaria. En concreto, me empezó a llamar mucho la atención el tema del descanso y la ansiedad, aspectos en los que especialicé. 

Vivimos en una sociedad que descansa poco y siente mucha ansiedad.
Necesitamos un buen día para tener una buena noche y una buena noche para tener un buen día. Van siempre vinculados.
Una cosa que me gusta mucho es que cuando una persona entra en un proceso terapéutico ansiedad suele decir “quiero estar como antes”. Y yo les digo que como antes no van a estar, sino que van a estar mucho mejor porque van a tener una capacidad de gestión, van a aprender acerca de su ansiedad, van a acabar conociéndose a sí mismos. Acaban agradeciendo a esta ansiedad disfuncional el hecho de poder conocerse a sí mismos. 

¿Cuándo la ansiedad es disfuncional?
Cuando te limita en tu día a día. Cuando la cabeza empieza a pensar mucho, me distancio de los demás…Esto son señales de que la ansiedad es un problema. Es muy fácil empezar a evitar cosas y que cada vez esa cosa me de más miedo. 

¿Llegamos tarde a tratar la ansiedad?
Sí, porque la gente no acaba de entender lo que es la ansiedad. No sabe detectar las señales de la ansiedad. No la distinguen del estrés. 
El problema de la ansiedad es que tiene muchos niveles. Hay, desde personas que no pueden salir de casa hasta los que perciben que en situaciones sociales sienten malestar o se preocupan demasiado. 

Respecto al descanso ¿Tenemos pocos momentos de descanso o una vida poco descansada?
Un gran problema que tenemos es que no sabemos planificarnos. Hay una frase que me gusta mucho: “prefiero salir más tarde para llegar antes”. Tenemos tiempo a lo largo del día para descansar. También nos equivocamos con el descanso. Es el caso de las siestas, no pueden ser de dos horas sino de veinte minutos. De este modo, te despiertas como nuevo. Aun así, hay quien dice “es que, si hago esto, me despierto fatal” ¿Lo han probado? No.  
Hay una cosa importante: el descanso debe formar parte de mi trabajo. Por ejemplo, periódicamente, necesito irme fuera y desconectar. Vuelvo con las ideas mucho más claras

Ahí es cuando aterriza el emprendedor…
Cada vez que estoy fuera unos días descansando, vuelvo con unas ideas brutales. 

En vuestro centro, tenéis colaboradores de muchas disciplinas.
Tocamos psicología sanitaria, forense y deportiva, fisioterapia, logopedia y nutrición. 

¿Y qué aportación falta por darle a la Salud Mental?
Un valor diferencial es la especialización. Cada vez faltan más especialistas. Me encuentro con profesionales que hablan de todo, y eso es muy difícil. Para mi, es un problema cuando una persona trabaja todo y siempre de la misma manera …Cada profesional de nuestro centro tiene su tema determinado. 

Tienes una faceta divulgadora ¿Necesita la psicología buenos comunicadores?
Fuera y dentro de la terapia. Es muy importante cómo transmites, esto incide en el vínculo terapéutico. Uno de los miedos más grandes que hay es saber hablar el idioma del paciente. Esto es algo que se puede trabajar. 
En la radio hablo fundamentalmente de ansiedad, pero es una labor que también tiene una versión educativa. Se trata de que la gente entienda que las cosas que les suceden le pasan a todo el mundo. 

“Tratar la ansiedad te lleva a conocerte a tí mismo”